3 Aquel hombre tres veces malvado preguntó si en el cielo había un
Soberano que hubiera prescrito celebrar el día del sábado.
4 Ellos le replicaron: «Es el mismo Señor que vive como Soberano en
el cielo el que mandó observar el día séptimo.»
5 Entonces el otro dijo: «También yo soy soberano en la tierra: el que
ordena tomar las armas y prestar servicio al rey.» Sin embargo no
pudo
realizar su malvado designio.
6 Nicanor, jactándose con altivez, deliberaba erigir un trofeo común
con los despojos de los hombres de Judas.
7 Macabeo, por su parte, mantenía incesantemente su confianza, con
la entera esperanza de recibir ayuda de parte del Señor,